Si la década de 2000 fue la era de las startups.com, podemos afirmar sin lugar a dudas que la década de 2020 será la era de las Foodtech. Los emprendedores de la época pensaban en cuál sería el nuevo servicio online a desarrollar o la nueva app un poco más adelante. Eran jóvenes armados con un portátil y conocimientos de programación. Ahora, el nuevo “startupero” trabaja en un laboratorio, tiene conocimientos de biotecnología y probablemente de genética.
Ya hemos digitalizado casi todo lo que se podía hacer y ya no podemos tener más aplicaciones y redes sociales en nuestro teléfono. Por ello, los grandes Venture Capital están orientando sus estrategias de inversión hacia la alimentación. ¿Por qué?
La comida es uno de los mayores negocios del mundo, todos la consumimos varias veces al día y ahora mismo se enfrenta a varios grandes retos. El primero y más relevante es alimentar a los 9.000 millones de personas que se espera que haya en el mundo en 2050. Y dentro de este reto la falta de proteínas será una de las grandes áreas de desarrollo. La segunda; relacionada, es reducir el impacto de la producción de alimentos en el medio ambiente.
Estas son las bases del desarrollo actual de las proteínas alternativas, ya sean vegetales, de fermentación o de carne cultivada, y de todos los ámbitos relacionados con estos productos. Al mismo tiempo, lo que se llama Agtech, startups que desarrollan la innovación en la agricultura, están buscando cómo desarrollar más y mejores materias primas para desarrollar estos nuevos alimentos.
El reto es grande, pero también muy importante para todos. Por ello, la inversión se ha ido desplazando de las startups a lo que se conoce como Foodtech o Agrifoodtech. En el año 2021 la inversión global en startups de este tipo fue de 51.700 millones de dólares, un 86% más que en 2020 y casi 5 veces más que en 2015. Está claro que hay un gran interés de los grandes fondos en esta área de negocio.
En Europa hay actualmente más de 3.500 start-ups agroalimentarias y la inversión en ellas fue de 9.500 millones de euros, frente a los 3.100 del año anterior, tres veces más. Es cierto que en este caso una gran parte de esta inversión fue a parar a empresas de reparto, el 67%, pero en total hubo más de 360 operaciones por valor de más de 1 millón de euros.
Otro indicador de la relevancia que está teniendo la foodtech son los eventos y congresos que se celebran en todo el mundo sobre este tema. Casi todos están en Estados Unidos y algunos en el Reino Unido. Por suerte para nosotros, en la Península Ibérica, el próximo mes de mayo vuelve la Food4Future World Food Tech Summit, tres días llenos de contenidos y posibilidades de networking entre el ecosistema alimentario.
Esta nueva ola de desarrollo de empresas ya es una realidad y seguirá creciendo de forma significativa en los próximos años. En este momento todavía hay oportunidades de inversión y de desarrollo de nuevos conceptos y productos. Es importante no perderse esta ola y estar atentos a su evolución. La era de la tecnología alimentaria acaba de empezar.