Cuando la gente piensa en innovación, la primera asociación geográfica que le viene a la cabeza es Estados Unidos, donde nacen un gran número de nuevas aplicaciones, tecnologías y productos. Sin embargo, últimamente desde Lantern estamos observando que esto también pasa en otros lugares del mundo.
Toby Shapshak, periodista y orador de TEDx, defiende que la forma de innovación más pura surge de la necesidad y se puede encontrar en África, donde se está gestando el futuro de la innovación. En las sociedades de EE.UU. y Europa, postmodernas y postindustriales, la gente pasa su tiempo intentando entender cómo funciona Google Glass o dando al ‘me gusta’ en Facebook. Los africanos, en cambio, tienen problemas como la falta de agua potable, la carencia de conocimiento sobre la agricultura o la ceguera infantil. Es verdad, que los problemas en África, nos quedan lejanos. Sin embargo, este retraso en términos de desarrollo puede llevarles insospechadamente a dar grandes pasos. Por ejemplo, la capacidad de pagar usando smartphones es un tema de máxima actualidad en nuestras sociedades. Sin embargo, en África este problema lo han resuelto hace ya tiempo. Y lo más llamativo es que la versión africana de nuestros “wallets” no requiere un profundo conocimiento técnico, una aplicación o un smartphone.
M-Pesa, desarrollada por Vodacom, permite a los africanos depositar dinero en efectivo y recibir dinero electrónico con el que pueden pagar sus facturas o alimentos, incluso sobornar, enviando solo un SMS. M-Pesa permite a los africanos que viven lejos de los pueblos, hacer frente a las necesidades diarias sin recorrer grandes distancias hasta el banco más cercano.
Shapshak defiende la idea de que África está en el punto de desarrollo en el que estaba China antes de su auge. Debido a la externalización de la producción de numerosas compañías y de la IED (Inversión Extranjera Directa) que ha entrado y salido de China durante los últimos años, el país ahora es la segunda economía más grande del mundo.
En África, la IED o externalización aún no es tan grande, pero se pueden observar otras tendencias. Muchas compañías han reconocido la necesidad del desarrollo y la capacidad de África para innovar. Así, por ejemplo, IBM ha invertido en un centro de innovación situado en Kenia que va a utilizar ‘Watson’, el primer ordenador cognitivo, en su proyecto ‘Lucy’. IBM tiene como objetivo analizar Big Data y usarla para aprender y desarrollar soluciones comercialmente viables de los grandes desafíos en la salud, educación, agua y saneamiento, movilidad humana y la agricultura.
Para los países desarrollados la innovación se ha convertido en una estrategia de marketing que en muchas ocasiones no resuelve problemas reales. Para África, la innovación no es sólo una palabra. Los africanos llegan a ideas simples, pero efectivas, inspirados por aspectos de la vida ordinaria. Creo que es importante seguir la pista de lo que se cuece en África en materia de innovación pura y real.
Post publicado anteriormente en el blog de APD